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Entrevista a Adriana Guevara, mujer emprendedora: “Hay que tener más miedo a estancarse que a atreverse”

adriana guevara
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Valentía, ilusión, ambición y perseverancia. Son algunos de los ingredientes necesarios para llevar a cabo un proyecto emprendedor. Con motivo del Día Internacional de la Mujer celebrado esta semana, queremos compartir la experiencia de Adriana como mujer emprendedora al mando de un hostel en pleno corazón de Bilbao.

¿Quién es Adriana Guevara y cuáles son tus primeros pasos en el sector?

Soy una mujer de 32 años, estudié trabajo social y tengo un máster en intervención en violencia contra las mujeres. Al terminar mis estudios me marché 7 años a vivir al extranjero, y a finales de 2018 decidí volver a Euskadi.

Mi familia siempre ha vivido en una casa cerca del aeropuerto. Cuando volví, por circunstancias familiares, la casa se vacía y vi ante mi una oportunidad de negocio. Al tratarse de una propiedad familiar, no contaba con la presión económica que supone tener que hacer frente a una hipoteca o alquiler. Así que, hace 3 años aproximadamente, mi hermano y yo comenzamos a alquilar nuestra casa familiar por habitaciones.

La mayoría de nuestra clientela en este primer negocio son personas francesas que se desplazan a Euskadi en coche y por cuestiones de aparcamiento, entre otras cosas, deciden hospedarse en las afueras. El alojamiento, además, cuenta con la línea 3 del metro y en 8 minutos estás en el centro de Bilbao. También recibimos a muchas personas que buscan hospedarse cerca del aeropuerto.

¿Cómo pasas de este primer negocio a tu proyecto actual?

Para mi el secreto del negocio es siempre la ubicación, más que el tipo de alojamiento o el servicio. Y quise diversificar un poco y probar suerte en Bilbao.

Durante 2 años he intentado poner en marcha este proyecto de diferentes maneras.

En un primer momento, cuando no contaba con los medios suficientes para emprender en solitario, me puse en contacto con particulares que alquilan su vivienda de una manera tradicional. Mi idea era que me permitieran utilizar su vivienda para hacer un alquiler turístico. Tuve que desistir, porque las personas propietarias ven mucho peligro en esto, cuando realmente, en mi opinión, pasa lo contrario: cuando realizas un alquiler tradicional a largo plazo no pasas por la vivienda a menudo y no sabes en qué estado se encuentra. Sin embargo, con un alquiler turístico, como tienes que acudir a hacer la limpieza y la casa tiene que estar en perfectas condiciones antes de la llegada de la siguiente reserva, te aseguras de que la vivienda va a estar siempre impoluta.

Además, es un servicio que se evalúa con cada estancia, y el establecimiento no es el único que recibe una evaluación: las personas que se hospedan también, por lo que ambas partes tienen todo el interés en que la experiencia sea lo más satisfactoria posible. Esta evaluación es optativa, pero la clave de plataformas como Booking o Airbnb es precisamente esto, que se pueda valorar. De hecho, la sociedad, no solo en el ámbito hotelero, cada vez tiende más a esto: antes de comprar algo, de ir a cenar, etc., buscamos las opiniones de otras personas.

Esta idea no caló y tuve que pensar otras maneras de llevar a cabo el proyecto.

Lo siguiente que intenté fue buscar una casa. Obviamente, para poder acceder a su compra, buscaba una casa pequeña, para poder luego ofertarla en plataformas de alquiler de viviendas. Sin embargo, no podía arriesgarme a la compra de una vivienda y posteriormente solicitar la licencia, ya que en caso de que no me la concedieran, ¿cómo iba a hacer frente a esa hipoteca? Este es mi único empleo y fuente de ingresos y suponía un riesgo demasiado importante.

Después de un par de años, decidí acotar mi búsqueda a viviendas que ya contaran con una licencia, aunque esto supusiera tener que pagar más en un primer momento. Me dije que sería más sencillo conseguir el dinero para pagar algo que estuviera segura de poder explotar que seguir perdiendo el tiempo con las otras vías que había explorado.

En un primer momento yo buscaba viviendas con licencia de alquiler turístico, pero me surgió una oportunidad más ambiciosa: la compra de una vivienda con licencia hotelera de pensión, en el Campo Volantín de Bilbao.

¿Y cómo fue la búsqueda de financiación?

Empecé a acudir a todos los bancos y en todos me ocurría lo mismo. Me pedían dos requisitos para la concesión de una hipoteca: El primero es demostrar que puedes hacer frente al pago con los ingresos. Esta parte yo sí la cumplo gracias a mi otro negocio.

La segunda condición es presentar 3 declaraciones de la renta, y mi problema era que no llevaba tanto tiempo viviendo aquí como para disponer de 3 declaraciones, ya que como os contaba, terminé la carrera y me fui a vivir fuera, y con el tiempo trabajado no dispongo de 3 declaraciones.

Era bastante desesperante, porque a pesar de contar con la experiencia, respaldo económico, etc., en ningún sitio pasaba de la primera consulta por el problema de las 3 declaraciones. Incluso estaba dispuesta a pagar más, porque prefiero tardar 6 meses más en poder pagar esta hipoteca, pero poder trabajar. El dinero se recupera, pero el tiempo no.

Cuando acudí a Laboral Kutxa, me pusieron en contacto con Gaztenpresa.  Si mi proyecto contaba con su validación, podrían financiarlo.

Cuéntanos tu experiencia con Gaztenpresa.

Yo estudié trabajo social, no tengo conocimientos financieros. Como mi negocio previo es una vivienda familiar y no he tenido que solicitar financiación, tampoco contaba con la experiencia previa para saber desenvolverme a la hora de argumentar la rentabilidad de mi futuro negocio.

Cuando llegué a Gaztenpresa me asignaron una tutora. Le conté mi idea, mi experiencia previa, por qué veía esto como una oportunidad, y ella me ayudó a convertir toda esta información en un plan de negocio. Una vez realizado el estudio de rentabilidad, se veía claro que la cantidad a financiar que yo pedía no era descabellada, teniendo en cuenta la ubicación y las posibilidades del hostel.

Presentamos el proyecto a Laboral Kutxa, y si bien la cantidad que me financian es inferior a la que yo inicialmente pedí, yo podía hacer frente a la diferencia con mis ahorros y la ayuda de mi entorno.

Me gustaría recalcar la rapidez de gestión por parte de Gaztenpresa y cómo han sabido adaptarse a las necesidades de mi proyecto. En menos de un mes habíamos tramitado todo. En un sector como este, el tiempo lo es todo. Yo necesitaba sacar adelante esto antes de Semana Santa que es cuando empieza lo fuerte.

Ya tengo la hipoteca concedida y hemos firmado los papeles el 8 de marzo. “No creo en las casualidades, tenía que ser ese día”, nos cuenta, entre risas.

¿Podrías darnos más detalles sobre tu negocio?

Es un hostel que se alquila por habitaciones en el Puente de La Salve, casi enfrente del Guggenheim de Bilbao.

Es un negocio que ya estaba en funcionamiento, porque pertenecía a unos propietarios que se dedican a comprar viviendas, obtener la licencia y reformarlas. Debido a la coyuntura sanitaria no consiguieron venderla hace dos años y empezaron a explotarla para hacer frente a los gastos que genera.

La gran diferencia es que para mi va a ser mi proyecto “24/7”, incluso voy a vivir ahí al menos al principio, por lo que la gestión y la atención van a ser diferentes.

No solo voy a ofrecer el servicio de alojamiento, como se venía haciendo hasta ahora, quiero lanzar un sistema de transportes al aeropuerto y traslados a otros puntos de interés en Euskadi, desayunos, y muchas cosas más.

Tengo muchas ideas que iré llevando a cabo poco a poco. Por ejemplo, me he estado informando y con la llegada de los Fondos Europeos, puedo solicitar algunas ayudas para digitalizar mi negocio, con las que me gustaría poder lanzar una nueva página web.

¿Cómo te has sentido como emprendedora en todo este proceso?

No quiero ponerme melodramática, pero me he sentido bastante sola.

Todas las puertas que tocaba me bombardeaban con procedimientos y no se podía mover ni una coma, era todo muy rígido y frío. A modo de anécdota, me encontré en pleno confinamiento sin ordenador, y en cada entidad a la que acudía me pedían muchísimo papeleo que tenía que descargarme, imprimir, etcétera. Los centros, bibliotecas y demás estaban cerrados. Tenía que ir todos los días a una biblioteca de otro municipio que era la única que me permitía utilizar ordenadores para poder consultar estos papeles.

Y ya no te digo para entender un plan de negocio, saber cómo rellenarlo, recibir asesoramiento, etc. En muchos lugares me daban el índice del plan de negocio y hasta ahí llegaba el acompañamiento. A las personas que no tenemos conocimientos sobre los conceptos que se detallan en el plan, y además tenemos que seguir con la actividad que nos da de comer, se nos hace un mundo. Muchas veces, el éxito o el fracaso de una idea radica en las personas con las que te encuentres en el camino, y yo tuve la suerte de encontrarme con Gaztenpresa.

Mi familia también me ha apoyado muchísimo. Nunca habría podido hacer frente a este proyecto sin su ayuda. Su apoyo es fundamental, aunque también creo que la motivación tiene que salir de dentro: si no lo quieres más que nada, es un camino difícil que no puede nutrirse solo de la motivación que te aporte tu entorno.

¿De qué forma ha afectado la pandemia al sector?

Lo hemos notado muchísimo. Durante los primeros meses de pandemia salió una ley que prohibía a los establecimientos con licencia hotelera seguir funcionando. En ese momento, con mi primer negocio en marcha, no nos vino mal del todo: como todos los establecimientos con licencia hotelera de la zona habían tenido que cerrar y nosotros alquilábamos habitaciones en nuestra vivienda principal, pudimos seguir operando.

El perfil de huéspedes cambió completamente. Pasamos de recibir a turistas extranjeros que se desplazan en coche a profesionales nacionales que se movían por España por motivos laborales, y como no podían hospedarse en hoteles, se alojaban en casas privadas como la mía.

Ahora que voy a contar con una licencia hotelera, si esto vuelve a ocurrir me voy a encontrar desamparada, a no ser que pueda amoldar mi licencia a las necesidades del momento.

Además, con toda la situación sanitaria, unida con el contexto político y social que atravesamos, se viaja menos y el comportamiento de compra ha cambiado. Las personas no saben si en los próximos meses la situación va a volver a dar un giro y van a tener que anular sus viajes, por lo que no se atreven a reservar sin ciertas garantías como la cancelación gratuita. Esto quiere decir que podemos recibir muchas reservas, pero vivimos con la incertidumbre de no saber si se van a cancelar en el último minuto. No se puede hacer una previsión de ingresos realista. En esto nos han ayudado bastante las plataformas de reservas: para animar a las personas a reservar, han asumido parte del riesgo ofreciendo cancelaciones gratuitas, aunque los alojamientos practiquemos políticas de cancelaciones un poco más estrictas. En caso de que los clientes cancelen, se comprometen a buscar otras reservas.

El año pasado tras las restricciones, lo positivo que notamos es que había tantas ganas de viajar que el ticket medio se disparó. En contrapartida, diría que el 90% de las personas reservan el día anterior.

¿Te has encontrado con algún obstáculo en el camino por ser mujer emprendedora?

Sinceramente no creo haber hecho frente a dificultades específicas por el hecho de ser mujer. Mi primer negocio lo he lanzado con mi hermano y creo que los dos hemos recorrido el mismo camino. Por supuesto, en otros sectores hay más dificultades, prejuicios y estereotipos sin lugar a dudas. Hay sectores que están completamente masculinizados, pero no creo que sea el caso del nuestro.

Esta semana hemos conmemorado el 8 de marzo, ¿qué mensaje te gustaría lanzar a las mujeres que se estén planteando lanzarse a emprender?

Les diría que no dejen que el miedo las paralice, que se arriesguen. Hay que tener más miedo a estancarse que a atreverse.

Obviamente, siempre hay que asesorarse bien y contar con el respaldo de un estudio de mercado y plan de negocios como el que yo he podido construir, pero si tienes esa voz que te pide más, hazle caso.

Personalmente, a mi me da más miedo no trabajar que tener que enfrentarme a esta hipoteca y a este reto. No hay nada que me de más miedo que no trabajar y no sentirme realizada.

 

 

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