El mundo de las franquicias ha crecido de forma exponencial durante los últimos años porque son una forma asequible de emprender y de comenzar un nuevo negocio con ciertas garantías de éxito. Su expansión ha sido tal que cada año se celebran numerosas ferias sobre franquicias en muchos puntos de nuestro entorno, y estos eventos se han convertido en un epicentro del universo emprendedor. Pero para entrar en este mundo es necesario tener claros determinados conceptos que ya integran su lenguaje básico porque te ayudarán a comprender algunos de sus aspectos clave.
Franquicia-parte franquiciadora-franquiciada.
Una franquicia es un acuerdo entre dos partes en el que la parte franquiciadora, propietaria de la licencia o el negocio matriz, cede al emprendedor (franquiciada) el derecho a utilizar su marca y su forma de trabajar durante un periodo determinado y en un área geográfica concreta. A cambio, el franquiciado paga a la parte franquiciadora una cantidad económica que le da derecho a usar esa marca comercial, su imagen corporativa y logotipo y su producto, para explotarla según las reglas marcadas por la propietaria de la franquicia o parte franquiciadora
Franquicia maestra.
Es una modalidad de contrato por la cual la propietaria de una franquicia le otorga al franquiciado la exclusiva para subfranquiciar este negocio en una determinada zona geográfica. Esta es una forma muy común de iniciar la expansión internacional de la marca de una forma jurídicamente segura, y funciona en mercados amplios y con buena aceptación a este modelo. Sin embargo, también exige un entrenamiento exhaustivo a la persona que ejercerá de forma simultánea como franquiciado y como parte franquiciadora.
Derecho de entrada.
Es la cantidad económica fija que el franquiciador exige al franquiciado para poder entrar a formar parte de la cadena. Es aconsejable que esta cantidad no sobrepase el 10% de la inversión total. Este concepto es diferente al canon de explotación, los royalties o regalías, que es una suerte de alquiler o, más específicamente, la cantidad periódica que el franquiciado tiene que pagar por el uso de la licencia una vez que el negocio esté en marcha y durante la vigencia del contrato. Suele ser un porcentaje de entre el 2 y el 6 % de la facturación. En ocasiones, la empresa exige unas ventas mínimas, y se reserva la opción de rescindir el contrato si aquellas no se consiguen. Por último, el canon de publicidad es el pago anual que el franquiciado hace a la parte franquiciadora por la publicidad que realiza en favor de la marca. Es importante que este concepto figure en el contrato para evitar desviaciones y que no supere el 3% de las ventas.
Unidad o centro piloto.
La única garantía que tiene una franquiciadora para comprobar el éxito potencial de su licencia es que ésta haya sido previamente probada con buenos resultados. Para ello están las llamadas unidades o centros piloto, que tienen una doble misión: por un lado, son los locales en los que se puede comprobar y contrastar la fórmula de la franquicia, y por otro, permiten probar y testar nuevos productos o servicios, técnicas de venta, etc. Además, estos establecimientos se utilizan como centros de formación, tanto inicial como continua para las franquiciadas. Una franquicia de nueva creación que carece de centros piloto no ha podido probar su fórmula comercial y, por lo tanto, implicará riesgo más elevado para la nueva franquiciada.
Manuales de franquicia.
Se trata de un conjunto de manuales que explican el funcionamiento de la franquicia y describen los aspectos esenciales para el funcionamiento del negocio. Estos documentos son los que ofrecen a la franquiciada toda la información que necesita para hacer que el negocio funcione de acuerdo a los requerimientos de la franquicia. Estos documentos están compuestos por manuales Técnico, Logístico, de Marketing y de Gestión.
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