Endrinas, uvas, aceites… En Reina Margarita saben lo que es aprovechar las oportunidades que ofrece el entorno. Y no sólo en lo que a sus productos se refiere, sino también cuando decidieron pedir un préstamo para emprender su negocio en Laboral Kutxa, lo que supuso el empujón definitivo a una idea que había viajado desde el otro lado del Atlántico: la cosmética artesanal gourmet.
Sin duda, fue el punto de inflexión, “por la rapidez y la confianza que nos han dado, porque se han implicado y nos demostraron que les gustaba el proyecto”, explica Ariela Polito, una emprendedora argentina que nada más llegar a tierras navarras vio en los productos locales una clara oportunidad para desarrollar su idea: cosmética a partir de productos de la tierra.
Era un trabajo que ya venía haciendo “desde hacía tiempo”, pero en otro sector: el de la dermocosmética. “En Argentina me dedicaba a la formulación de este tipo de productos en el sector farmacéutico. Utilizaba los arándanos sobre todo, así que cuando vine investigué qué podía utilizar y me encontré con el endrino”.
Fue así como nació Reina Margarita. “Creo que la idea fue lo que convenció a la Fundación Gaztenpresa para apoyar mi proyecto y para mí fue una gran noticia. La mayor traba para empezar un negocio es andar de banco en banco y ver que alguien confía en ti te motiva muchísimo”, dice.
Las cosas no tardaron en ponerse en marcha y, desde entonces, en Reina Margarita se han afanado por desarrollar toda una gama de productos “siempre desde la perspectiva del desarrollo sostenible” y basándose “en productos locales”. “Utilizamos la gastronomía navarra tradicional y la transformamos en cosmética. Todo es natural, tanto los colores como los olores, sin aditivos”, nos cuenta Ariela.
La cosmética artesanal, una labor muy particular
El patxaran fue sólo el principio. Ariela ya trabaja con todo tipo de productos y piensa en extender su radio de acción. Dentro de la oferta de Reina Margarita se pueden encontrar ya cosméticos ligados a la vinoterapia, muy enfocados en las tierras de Estella, y productos con base en el aceite de oliva. Aunque seguramente la mayor innovación sea el aceite de uva producido “a partir del material residual de las bodegas de la zona“.
En cualquier caso, Ariela no pretende estancarse y no deja de soltar ideas. Desde su laboratorio, en el Centro Tecnológico de Estella, ya le ha echado el ojo a productos como el txakoli, con el que está trabajando en estos momentos. “Pronto concertaremos una cita con el Museo de la Sidra Vasca de Astigarraga para mostrarles el producto”, adelanta.
El objetivo es seguir la línea marcada hasta ahora. No sólo pretende ofrecer cosmética gourmet, sino ligarla al entorno local dando pequeñas clases de historia. Así lo ha hecho durante las catas cosméticas que ha realizado en lugares como el Monasterio de Iratxe y que han sido un éxito.
“A la gente le gusta saber y a nosotros nos gusta la historia. De hecho, por eso el nombre de Reina Margarita –antigua reina consorte de Navarra-“, explica Ariela. Lo importante, para ella, es que el consumidor viva una experiencia y no sólo consuma cosmética. Y ahí es donde Reina Margarita se diferencia.