A las personas que habitualmente seguís la actividad de Gaztenpresa, seguro que os suenan los nombres de Elsa Pamparacuatro y Keko Salvador. Esta pareja de emprendedores es la promotora de la escuela de circo Txitatoki en Gernika, tal y como nos contaron en el encuentro Gaztenpresatik que organizamos el año pasado en Donostia.
Allí, descubrimos que este centro no solo busca acercar y fomentar la práctica de las artes circenses en el ámbito rural, sino que además las utiliza como herramienta para el desarrollo personal y la inclusión social de las personas. Por eso, Elsa y Keko no podían faltar en esta tercera temporada de nuestro podcast dedicada a la economía y el impacto social.
En este episodio, nos adentramos en los orígenes de Txitatoki, cuya primera sede fue una cuadra que fueron rehabilitando con la colaboración de sus vecinos. En ese lugar, empezaron hace diez años a dar las primeras clases de aéreos, acrobacias, malabares, equilibrios y clown.
Posteriormente, Keko realizó en Madrid un grado universitario en pedagogía del circo que le llevó a conocer los beneficios que las disciplinas circenses aportan a las personas con necesidades especiales. Al compartirlo con Elsa, los dos tuvieron claro que querían aplicar esas enseñanzas en la comarca de Busturialdea-Urdaibai, pero, para eso, necesitaban un espacio accesible y adaptado, y la cuadra no lo era.
Así fue como empezaron a buscar un nuevo lugar para Txitatoki y, finalmente, encontraron un pabellón en Gernika donde se trasladaron en 2020 y en el que actualmente imparten sus clases.
Un espacio para todos
Este nuevo centro les permite desarrollar su proyecto Hazitoki, cuyo objetivo es la inclusión social de personas con necesidades especiales a través del circo, integrándolas en las clases regulares y promoviendo la convivencia y el aprendizaje mutuo. «Lo que buscamos es que cualquier persona, al margen de sus capacidades, pueda integrarse en las clases regulares y sentirse parte del grupo», comenta Elsa.
Este enfoque inclusivo no solo beneficia a las personas con necesidades especiales, sino que también enseña al resto de alumnas y alumnos a convivir con la diversidad y a desarrollar empatía y tolerancia. Porque, como señala Elsa, “la tolerancia se basa en la convivencia y la convivencia se basa en la tolerancia”.
Y es que el circo permite a cada persona superar sus propias barreras, sean estas cuáles sean, físicas o mentales, a la vez que muestra cómo ayudar a la persona que tienes al lado es bueno para el grupo y no perjudica las metas que cada persona se haya propuesto.
Esta filosofía ha hecho que Txitatoki haya sido testigo de varias historias de superación personal y vital, como el de una alumna con parálisis cerebral que no podía rodar en la cama y corría el riesgo de asfixiarse si se quedaba en una mala posición. «Ahora no solo rueda, sino que también hace volteretas», dice orgullosa Elsa.
Emocionante, ¿verdad? Esta y muchas más historias te esperan en el episodio completo, en el que descubrirás cómo el circo puede ayudar a construir una sociedad más tolerante e inclusiva. ¡No te lo pierdas!