Podríamos definir el renting como un contrato de arrendamiento, mediante el cual se cede el uso de un bien a cambio de un precio cierto. Además, normalmente se ofrece por parte de la empresa proveedora, todos los servicios de mantenimiento
para el buen funcionamiento del bien.
En principio, al terminar el contrato no se tiene posibilidad de opción de compra.
Al finalizar el contrato de renting el bien continúa siendo propiedad del proveedor, quien podrá venderlo o bien, prorrogar su alquiler.
El renting es un instrumento financiero muy interesante para autónomos y empresas en general, ya que nos permite disponer de un bien sin necesidad de inmovilizar los recursos financieros, permitiendo destinar los mismos a inversiones con una mayor rentabilidad.
Los bienes objeto de renting más habituales son:
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Renting de automoción: vehículos-turismos, tanto para clientes particulares y profesionales como para flotas de empresa. También vehículos comerciales y furgonetas.
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Bienes de equipo: equipos informáticos, hardware, software, impresoras, fotocopiadoras, soluciones informáticas, etc. También pueden ser objeto del renting todos los activos relacionados con el equipamiento de oficinas, fábricas, almacenes y empresas tales como centralitas telefónicas, equipos de oficina, carretillas elevadoras, retráctiles, recoge pedidos, apiladores, etc. y, en definitiva, una amplia gama de maquinaria con la última tecnología.
Ventajas del renting:
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Permite la posibilidad de disfrutar del bien (vehículo o equipamiento) sin realizar un desembolso inicial.
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En general, el renting es aplicable a aquellos bienes que no se consumen durante la actividad del negocio y, en cambio, son imprescindibles para el buen funcionamiento en la empresa.
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Resulta también interesante para acceder al uso de aquellos bienes que rápidamente se vuelven obsoletos desde el aspecto tecnológico o técnico.
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El renting no inmoviliza recursos de la empresa en bienes que necesitan continua renovación, lo que proporciona mayor liquidez.
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Los bienes que se tienen en renting no se reflejan en el balance de la sociedad, aligerando el mismo.
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Simplifica las tareas administrativas. Se trata como un alquiler más, incluyendo todos los servicios en un solo pago mensual.
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Las rentas mensuales son 100% gasto fiscalmente deducible, siempre que destinemos el bien a su uso empresarial o profesional. Para que las cuotas se puedan deducir íntegramente no puede existir opción de compra.
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El renting evita cualquier controversia acerca de la contabilización de la amortización del bien alquilado, ya que no es propiedad de la empresa.
Los servicios más habituales que se incluye en el contrato de renting de automóviles son:
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Gestión integral del vehículo (compra, matriculación, mantenimiento)
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Gestión y pago de los impuestos de matriculación, circulación, etc.
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Contratación del seguro de vehículos en las diferentes modalidades posibles.
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Mantenimiento preventivo del vehículo conforme a las revisiones indicadas por el fabricante del vehículo.
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Asistencia en carretera.
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Mantenimiento integral del vehículo, incluyendo piezas y mano de obra.
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Reparaciones del vehículo.
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Sustitución de neumáticos a partir de un número de kilómetros.
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Asistencia legal.
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Vehículo de sustitución si el coche alquilado se halla en el taller.
Y no entran dentro de las obligaciones del proveedor del bien las siguientes incidencias:
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Reparaciones por daños debidos al mal uso demostrado o irresponsabilidades cometidas.
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Responsabilidad por conducción bajo los efectos del alcohol o estupefacientes.
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La limpieza del vehículo.
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Aquellos daños que provengan del incumplimiento de las instrucciones especificadas por el fabricante.
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Los gastos de peajes y del combustible.
En suma, el renting constituye una fórmula muy interesante para los autónomos y empresas en general, que permite disponer de determinados bienes sin necesidad de descapitalizar el negocio o de tener que endeudarse, con importantes ventajas financieras y fiscales.