Gaztenpresa a través de Laboral Kutxa, puede ayudarte a solicitar un préstamo o un crédito para tu empresa.
Definición de préstamo y crédito:
El préstamo suele estar vinculado a una inversión concreta ya sea en bienes de consumo, productivos o de servicio. Es un contrato financiero mediante el cual una entidad financiera libra una cantidad de dinero, que la empresa dispone en un único momento, asumiendo la obligación de devolverlo de forma periódica conjuntamente con unos intereses, que se convierten en el precio de la operación, durante un periodo de tiempo preestablecido; la empresa recibe el dinero de una sola vez, al inicio de la operación, y lo devuelve mediante el pago de una serie de cuotas periódicas que incorporan los intereses correspondientes.
El crédito es genérico y no está vinculado a ninguna operación concreta. Es un instrumento financiero mediante el cual una entidad financiera otorga a una empresa el derecho a endeudarse hasta una determinada cantidad durante un periodo de tiempo preestablecido, de modo que solamente se pagarán los intereses por las cuantías efectivamente dispuestas y no por la totalidad del crédito concedido. Por las cantidades no utilizadas suele abonarse una comisión de importe netamente inferior al tipo de interés aplicado al dinero efectivamente utilizado.
Diferencias entre préstamos y créditos
En general, los créditos dan a las empresas más flexibilidad que los préstamos y, además, se pagan intereses sólo por el dinero del que se dispone. Como contrapartida, el tipo de interés es más alto, aunque para una empresa que tenga necesidades puntuales de tesorería, suele ser mejor solicitar un crédito, aunque le cueste un poco más, ya que si se decide por un préstamo es posible que le acabe saliendo más caro, al estar pagando intereses por un dinero que no utiliza al 100% en todo momento. Normalmente las líneas de crédito se utilizan para financiar las necesidades del circulante (existencias, créditos a clientes,…).
Una mala práctica suele ser acudir al descubierto en cuenta corriente. Este se produce cuando la empresa dispone de una cuenta en una entidad financiera, en la cual se carece de fondos suficientes para afrontar un cargo, éste se produce y dicha entidad atiende la demanda, generándose un saldo en contra de la empresa. El tipo de interés del descubierto es el más alto de los que aplica la banca, al que además hay que añadir la comisión que cargan sobre el mayor saldo deudor del trimestre. Esto supone una gran penalización para los usuarios que se ven obligados a regularizarla cuanto antes.
Los descubiertos deben representar acontecimientos esporádicos, por lo caros que son. En el caso de convertirse en habituales, significa que se necesita más financiación, debiéndose documentar las necesidades de crédito de la empresa, fijando límites que permitan desarrollar holgadamente su actividad.