Hace unos años, una joven emprendedora llamada Alazne se dio cuenta de que, aunque había hecho infinidad de viajes por todo el mundo, apenas tenía fotos de recuerdo que merecieran la pena. Selfies borrosos, encuadres deficientes, gente por todas las partes… fuera cual fuera la razón, de las miles de fotografías que había tomado solo se salvaba un puñado. Unos años después Alazne fundó una red compuesta por fotógrafos profesionales pensada para que los turistas pudieran disfrutar de sus viajes y conservar recuerdos de gran calidad.
Cuando se le ocurrió la idea, Alazne cubrió la primera y, probablemente, más importante etapa de su camino emprendedor; pero tuvieron que pasar un par de años hasta que consiguió centrar el foco y poner en marcha el que sería su proyecto definitivo. Un periodo en el que manejó varias alternativas, estudió la viabilidad económica y técnica de la idea, buscó financiación, y un largo etcétera que concluyó con la creación de su empresa.
Acotar las fases
Encontrar una idea de negocio y empezar a perfilarla requiere tiempo. Cuando una persona emprendedora comienza un proyecto, su ilusión solo se ve superada por el número de servicios que pretende abarcar, que suele ser muchísimo mayor de los que su clientela potencial necesita. Por eso, es fundamental que pautes con claridad las fases por las que debe transcurrir tu proyecto emprendedor y tener claros determinados principios que pueden ser decisivos para ayudarte a triunfar. En general, un proyecto emprendedor lo podemos abordar en cinco etapas: tener una idea, realizar el plan de negocio, buscar financiación (en caso de que la necesites), la puesta en marcha de la empresa y su consolidación.
1. Idea de negocio
Estás ante la génesis de tu negocio y, mucha gente tiene la percepción romántica de que las ideas brillantes fluyen por sí solas en medio de una ola de creatividad, pero lo cierto es que todo depende del punto del que partas, ya que hay diferentes maneras de llegar a una idea que te convenza. Puedes tener la suerte de tener algo que te apasione y quieras dedicarte a ello de manera profesional, puede que encuentres una oportunidad de negocio a raíz de alguna experiencia laboral previa que hayas tenido, o incluso puede surgirte la oportunidad de abrir una franquicia o darle continuidad a un negocio traspasado. Todo ello puede llevarte a iniciar un camino en el mundo del emprendimiento.
2. Plan de negocio
La mayoría de las veces esta “idea” es el resultado de un largo proceso de análisis, búsqueda de oportunidades, diálogo con la clientela potencial y, en definitiva, trabajo que debe concluir con la elaboración de un Plan de Negocio. Este plan te ayudará a comprobar si tu idea tiene posibilidades reales de prosperar. Te permitirá descubrir la viabilidad técnica (si decides desarrollar un producto), económica (comprobando que tus ingresos sean mayores que tus gastos), financiera (ver si dispones de dinero suficiente para mantener el negocio) y comercial (tener un plan de ventas adecuado).
Además, el Plan de Negocio, será una simulación de cómo funcionaría y organizarías tu empresa si estuviese abierta. Se convertirá en un buen ejercicio en el que plasmarás todas las ideas que tengas para el proyecto, de una manera ordenada y valorar si, efectivamente lo que quieres llevar a cabo va a ser rentable y te lo puedes permitir. Esto te permitirá:
- Ordenar tus ideas.
- Tener una buena carta de presentación en caso de que tuvieras que presentar tu proyecto a un socio o a un inversor.
- Corregir errores que puedan surgir y hacer los cambios oportunos.
- Valorar si es viable.
- Tomar decisiones.
Será un ejercicio ilusionante porque estás construyendo algo sobre aquella idea que tenías en mente. Te servirá también para decidir si realmente estás dispuesto o dispuesta a asumir todo el compromiso que supone ese negocio.
3. Búsqueda de financiación
Si tras haber realizado tu plan de negocio, has decidido seguir adelante, lo siguiente que tienes que hacer es valorar si cuentas con el dinero suficiente para poner en marcha tu negocio e iniciar la actividad. Si la respuesta es “sí”, genial, pero si es que “no”, tendrás que buscarla. Siempre tienes la posibilidad de asociarte con otra persona, o bien puedes explorar diversas opciones que existen, que van desde la capitalización del paro hasta la solicitud de una financiación bancaria o incluso otras fórmulas como crowdfunding, fondos de capital riesgo, y, por supuesto, puedes recurrir a ayudas y subvenciones que haya en el mercado.
4. La puesta en marcha
Si ya lo tienes todo preparado, es hora de ponerte en marcha. Empezarás por hacer efectivos todos aquellos compromisos (proveedores, local comercial en caso de que sea necesario, etc.) que en el plan de negocio identificaste como necesarios. Y no te olvides que será necesario que des de alta la actividad en Hacienda y en Seguridad Social.
5. La consolidación
Aunque lo difícil no es poner en marcha un negocio, sino conseguir que se consolide en el mercado, mantener su rentabilidad a lo largo del tiempo, y, en su caso, que dé paso a una etapa de crecimiento. Debes partir de la base de que, aunque vaya bien, tu empresa no puede funcionar de forma automática y hay que optimizarla a diario para adecuarla a las necesidades del mercado. Por eso, debes tener en cuenta estos consejos que te ayudarán a mantener este pulso:
- Aspirar a mejorar y no quedarse en la zona de confort.
- Aprovechar las oportunidades que se presenten y asumir riesgos con prudencia.
- Buscar siempre la excelencia.
Además de estos consejos no olvides aprovechar los programas de mentoring que tienes a tu disposición para recibir las aportaciones de otras personas emprendedoras que te pueden resultar muy valiosas para que tu negocio crezca. Con trabajo y dedicación, podrás escalar peldaños y explorar nuevas etapas.