Te ha costado pero has llegado. Te has exprimido las neuronas, has elaborado un plan de negocio al milímetro y ahora te enfrentas al paso decisivo: trasladar esa idea a la realidad de la mejor forma posible. Evidentemente nunca estarás exento o exenta de correr una serie de riesgos, pero el objetivo es exponerse lo menos posible y uno de los puntos clave para ello es realizar contratos que se ajusten a tus necesidades.
Debes tener claro que, a menos que cuentes con los conocimientos específicos en cada una de las áreas que pretendes desarrollar, nada más empezar necesitarás establecer una serie de relaciones con los partners con los que vayas a negociar. Esto incluye temas de programación, diseño, fotografía o contabilidad, entre otros muchos. La forma en que establezcas esas alianzas será de vital importancia para la creación de tu negocio.
Si has echado un vistazo a algunos de nuestros artículos, ya sabrás que hay varios tipos de contratos, pero hoy te vamos a dar las claves acerca de los contratos de prestación servicios, que son los que mejor se adecuan a los casos de emprendimiento.
Carácter mercantil y libertad de redacción
Los contratos de prestación de servicios se caracterizan por ser de carácter mercantil y permitir un mayor margen en su definición que los de carácter laboral. Puede darse en diversas formas y puede ser tan general o tan concreto como se desee. Esto se debe en gran medida a la posibilidad de incluir tantas cláusulas como quieras en el mismo.
Ahora bien, más allá de lo detallista que quieras ser en este aspecto, hay ciertas cláusulas que toda persona emprendedora debe conocer, ya que resultan esenciales para su correcta ejecución. El objetivo es evitar complicaciones legales y quebraderos de cabeza más adelante, así que no tengas miedo de revisar una y otra vez el documento. Aquí tienes una plantilla tipo, pero no dudes en detallarla aún más si lo consideras oportuno.
Algunos aspectos clave
- Un contrato de servicios profesionales no es un contrato de empleo. No se establece una relación formal con la persona contratista independiente. La relación se circunscribe a los servicios concretados y por un tiempo limitado.
- Define claramente los términos y objetivos del contrato. Es importante definir bien y con exactitud los detalles del servicio que esperas, ya que cuánto mas específica sea la descripción más probabilidades habrá de que satisfaga tus necesidades y tendrás una mayor protección en caso de incumplimiento.
- Define con exactitud cómo realizar los pagos. Debes tener en cuenta cuatro claves concretas: la cuantía a ser compensada y la fórmula para calcularla; la frecuencia de los pagos; las condiciones que debe cumplir la persona profesional contratada para recibir los mismos; y las razones por las cuales, en ciertas circunstancias, te negarías a realizar el pago.
- Cómo establecer la duración del contrato. En este caso existen dos fórmulas: o bien se fijan unas fechas concretas para la prestación del servicio, o bien se adscribe la finalización del contrato a la realización de un proyecto concreto o la consecución de unos objetivos. Sería el caso de una campaña de Marketing o el encargo de un diseño web por ejemplo.
- Que no se te olvide la propiedad intelectual. Siempre que no se especifique claramente, el derecho aplicable dicta que todo el trabajo realizado por la persona contratista será de su titularidad. Así que si estás pensando en contratar el desarrollo de tu programa de gestión de stock, no olvides especificar que aquello por lo que has pagado será de tu propiedad.
- Protección de confidencialidad. Si vas a dar acceso a tus datos, asegúrate de incluir una cláusula para proteger tu información personal y tus secretos empresariales.
- Añade las condiciones de terminación del contrato. No siempre los servicios prestados serán de tu agrado, por lo que será muy útil acordar los escenarios y condiciones de posible disolución del contrato.
Como ves, cualquier contrato tiene su miga y hay que ser una persona cuidadosa con lo que se suscribe. Por eso te recomendamos que, en caso de duda, consultes con una persona especializada en la materia, ya sea una persona dedicada a la abogacía o una asesoría. Además, los programas de mentoring que Gaztenpresa pone a tu disposición, también te pueden resultar de gran ayuda.