Cuando el cantante británico Elton John comenzaba a destacar al principio de su carrera, su agente, Howard Rose, le dio una serie de consejos que marcarían su trayectoria y que jamás olvidaría. Aunque ya tenía fama suficiente para celebrar grandes conciertos, Rose le recomendó en cierta ocasión: “No te pongas en la tesitura de actuar en un sitio muy grande demasiado pronto. Antes tienes que salir fuera y actuar en zonas en las que no eres tan popular y no están tan acostumbrados a tu música, y adquirir experiencia.
¿Y qué pasaría cuando pudiera actuar en grandes ciudades como Nueva York o Los Ángeles? “Cuando puedas vender grandes eventos, vamos a colocarte en otros más pequeños: voy a generar una locura con la venta de entradas, se venderán todas inmediatamente, y la próxima vez que vengas, actuarás en un gran evento. Y si eres bueno y tu carrera sigue su evolución, estarás listo para llenar estadios”. Desde entonces, Elton John ha celebrado más de 3.000 conciertos y vendido más de 250 millones de discos.
Se podría decir que Howard Rose brindó al cantante un gran consejo en un momento especialmente importante de su carrera, y le orientó con una serie de pautas que marcarían su trayectoria posterior. Aunque Rose no era artista, sí tenía una dilatada experiencia y un profundo conocimiento del mundo de la música, y guió al cantante británico a la hora de tomar decisiones; le ayudó a ampliar su punto de vista, y le ofreció una nueva perspectiva que contribuiría a impulsar su carrera. Es decir, que no solo ejerció como un mero representante, sino que actuó como su mentor.
Una herramienta fundamental
Obviamente, existen notables diferencias entre este caso y la labor de mentoring que hoy puede realizar una persona profesional. Pero sí sirve para ilustrar la importancia que tiene este tipo de acompañamiento para las personas que empiezan en el universo del emprendimiento.
El mentoring es una herramienta que ha cobrado un gran valor para orientar a personas a la hora de poner en marcha o de consolidar su nuevo negocio. La experiencia que acumulan los mentores o mentoras voluntarias en el mundo del emprendimiento y de la gestión empresarial ayuda a los jóvenes a tener una visión objetiva que potencia sus competencias y les ayuda a crecer personal y profesionalmente. Sin embargo, ejercer esta labor de mentoring no siempre resulta sencillo: las personas mentoras deben acumular una serie de características que les permitan ayudar a explorar las virtudes y potencialidades de las personas emprendedoras.
Conexión y compromiso
Ese papel de acompañamiento debe comenzar con un amplio conocimiento de la persona emprendedora. La relación entre ambas debe cimentarse en valores como la confianza, la empatía, la motivación, la comunicación y, sobre todo, el compromiso. Cuando un mentor o una mentora asumen la responsabilidad de acompañar a una persona emprendedora, debe tenerle siempre presente, comprometerse con sus retos y objetivos y mostrarle disponibilidad para poder atender con celeridad las necesidades de su negocio.
Escucha activa y preguntas con propósito
Resulta necesario que la persona mentora mantenga una escucha activa que ayude a la persona emprendedora a sentirse acompañada y comprendida, y a estructurar mejor sus propias ideas. En ese diálogo es fundamental formular preguntas que sean capaces de estimular la capacidad de reflexión de la persona a la que se acompaña y así poder despertar formas de pensar diferentes y disruptivas con las que tomar nuevas decisiones. Es importante destacar que la mayoría de las veces la forma en que se formula una pregunta condiciona la respuesta, y la pericia e intención con la que se plantean pueden ser determinantes en la toma de decisiones posterior.
Humildad
Una de las cualidades que debe tener un buen mentor o mentora es la humildad. La experiencia de estas personas no les otorga automáticamente la capacidad de responder a todas las preguntas que surjan, y ni siquiera deben sentirse responsables de hacerlo. Pero sí es importante que huyan de los prejuicios y no juzguen a la persona a la que acompañan para que sus reflexiones redunden únicamente en su beneficio.
Equilibrio
Cada persona y su negocio son un universo en sí mismas, y requieren planteamientos específicos y diferenciados con los que poder afrontar sus retos y sus problemas. Esa diferencia personal es, precisamente, la que hace que el mentoring no sea un trabajo de apoyo unidireccional, sino que ofrece a ambas partes la oportunidad de aprender y enriquecerse mutuamente. De hecho, la relación que se forja entre las dos personas genera un entorno de aprendizaje y reflexión mutua en el que se comparten conocimientos y experiencias que permiten a la persona mentora ampliar su visión personal y profesional.
Por todo ello, el programa de Mentoring de Gaztenpresa tiene dos tipos de destinatarios: por un lado, las personas emprendedoras que buscan un asesoramiento externo que les permita hacer despegar sus negocios, y por otro los profesionales que aportan su compromiso personal para contribuir a dinamizar el nuevo tejido empresarial y a combatir el desempleo. Si formas parte de cualquiera de los dos grupos y quieres formar parte de nuestra red de emprendimiento, te esperamos en Gaztenpresa.