Otra de las historias de emprendimiento que conocimos en Gaztenpresatik fue la de Andrea Fernández, una “argentina sin acento y trotamundos sin remedio”, cuya familia se vino a vivir a Bilbao hace ya más de 20 años, cuando ella tenía sólo doce años. Esta freelance todoterreno -es traductora, especialista en marketing digital, escritora y comunicadora- nos habló de lo importante que es mantener el equilibrio entre la vida personal y la profesional.
Su aventura emprendedora comenzó en 2015. Llevaba cinco años trabajando en Francia y quería volverse a Bilbao, pero la crisis y el 25% de paro del momento complicaron la tarea de encontrar empleo por cuenta ajena. Fue entonces cuando su jefa le sugirió que, si se ponía por su cuenta, podían seguir colaborando en la distancia.
Andrea nunca había pensado en emprender, pero le pareció buena idea y así lo hizo: volvió a Bilbao, se puso a trabajar por cuenta propia y empezó a sumar clientes. No le iba mal, llegó a tener oficina, mano derecha, e incluso le gustaba eso de tener un proyecto propio, pero no terminaba de “creérselo”.
Por eso, cuando en 2018 surgió la oportunidad de trabajar en una agencia de marketing digital, la aprovechó. Eso sí, no renunció a su proyecto de emprendimiento personal, de modo que estuvo compaginando su actividad por cuenta propia y por cuenta ajena durante varios años.
Punto de inflexión
En marzo de 2020, su directora de equipo le confió la dirección de la agencia durante su baja por maternidad. Andrea aceptó la responsabilidad con entusiasmo, porque ella es de las que dicen sí a todo, siempre y cuando ese todo implique reto y aprendizaje.
Entonces estalló la pandemia y, de repente, se encontró confinada, con una jornada completa en agencia y con el nuevo e inédito reto de coordinar y dirigir a distancia a un equipo de 20 personas. Finalizada esta jornada, tocaba atender sus proyectos como freelance. “Todo es cuestión de organizarse”, se decía a ella misma.
Y llegó 2021 y Andrea se convirtió en madre que, como todo el mundo sabe, es un “trabajo a jornada completa”. “Ahí me di cuenta de que una buena organización ayuda, pero no lo arregla todo. Compatibilizar todos mis frentes empezó a convertirse en misión imposible y decidí reducir mi jornada laboral en la agencia”. Eso sí, su actividad como emprendedora continuó tan intensa como siempre, ya que su cabeza le seguía diciéndole que ella podía con todo.
Sin embargo, su cuerpo empezó a rebelarse y a enviarle señales: “Recuerdo que en septiembre de 2022 acudí a un encuentro con Gaztenpresa y tuve que explicaros que no podía quitarme las gafas de sol. No aguantaba la luz de ningún tipo, sufría cuatro migrañas al mes, estaba medicada por una caída de pelo agresiva, me dolía todo e incluso empecé a tener graves problemas de concentración”.
Andrea tardó en darse cuenta de lo que su cuerpo le estaba pidiendo a gritos desde hacía tiempo: “Para y cuídame, como haces con todo lo demás”. Aunque a marchas forzosas, al final entendió que no podía seguir así, que no podía abarcarlo todo, y que tampoco pasaba nada. Tocaba soltar.
“Elijo el emprendimiento”
“En diciembre de 2022, decidí dejar mi trabajo en la agencia y centrarme en mi actividad como freelance”. Y es que Andrea tiene claro que ella es emprendedora y quiere sacar adelante sus propios proyectos. “Esta vez el emprendimiento no me elige a mí. Yo elijo el emprendimiento, y esto lo cambia todo”.
Cinco meses después, la salud de Andrea ha mejorado notablemente y, en términos generales, ella es más feliz. Y, aunque lo ha aprendido por las malas, ahora sabe que, para estar bien y poder ser una buena profesional, lo primero es escucharse a sí misma y cuidarse.
“Las personas emprendedoras necesitamos momentos de desconexión con el trabajo y de conexión con nosotras mismas. Ahora sé que, dedicarme tiempo a mí, no a mis clientes ni a mi familia, sino a mis aficiones e inquietudes, es fundamental para poder rendir bien y ser productiva en el resto de ámbitos de mi vida”.
¡Gracias por compartir tu historia, Andrea!
La semana que viene volveremos con el último testimonio que escuchamos en Gaztenpresatik, el de Laida San Sebastián, actual responsable de Emprendimiento Tecnológico en la Escuela Politécnica de la Universidad de Mondragón.