La vida del autónomo tiene sus ventajas: es su propio jefe, puede flexibilizar horarios para conciliar vida personal y laboral, tiene la satisfacción de llevar a cabo su propio proyecto… Sin embargo, el día a día de un autónomo tiene también una cara B: largas jornadas de trabajo, horas extras que no se facturan, servicios que los clientes se demoran en pagar o que no pagan… ¿Merece la pena meterse en una aventura así? ¿Cómo saber si el resultado compensará la responsabilidad? En Gaztenpresa queremos ayudarte a empieces con buen pie tu negocio, y por eso te explicamos las partes buenas y las no tan buenas de ser emprendedor o emprendedora.
Los horarios
Para los trabajadores por cuenta ajena la jornada laboral empieza y acaba dentro de unas determinadas horas, durante las cuales no pueden disponer de su tiempo para otras tareas. Lo primero que notaremos al empezar nuestra actividad -a no ser que nos debamos a la atención al público y unos horarios estrictos-, es la sensación de libertad de no tener que “fichar” a una hora determinada y de poder conciliar el trabajo con cuestiones personales, como por ejemplo, ir a recoger a los niños al colegio o poder poner una lavadora mientras trabajamos en casa.
La parte negativa de esta libertad de horarios es que es muy fácil acabar alargando la jornada de trabajo más de la cuenta, porque nos hemos dedicado a otras cosas durante el día, o porque hemos tenido demasiadas interrupciones que han hecho que no pudiéramos acabar nuestras tareas en el plazo que nos habíamos marcado. La disciplina personal y la organización del tiempo son importantes en cualquier trabajo, pero fundamentales cuando hablamos de autoempleo.
Trabajar desde casa
Otra gran ventaja de ser autónomo si trabajamos desde casa es que nos ahorramos el tiempo y dinero que cuesta desplazarse a un lugar de trabajo. Además, es probable que comamos más sano y barato, ya que podremos preparar rápidamente nuestra comida, sin tener que preparar tuppers la noche anterior y sin acudir a un restaurante.
Pero ojo: al trabajar desde casa la tendencia natural es que se diluyan la vida laboral y la personal y que al final eso se traduzca en la sensación de que estamos todo el día trabajando. Además, si compartimos el hogar con familia o pareja les puede costar entender qué hacemos todo el día delante del ordenador -por ejemplo- o por qué no podemos parar a una hora determinada.
Lo que recomendamos en estos casos es ser estrictos con las horas que dedicamos a trabajo e informar de ello a las personas con las que convivimos para que comprendan que nuestra flexibilidad tiene sus límites y estar en casa no significa estar disponible para cualquier tarea a cualquier hora. Aunque al principio cueste, a la larga la convivencia será mejor. Además, también debemos ser estrictos con los clientes y marcar un horario en el que estaremos disponibles y unos tiempos de respuesta razonables que hagan sitio a las urgencias, pero no vivan pendientes de ellas constantemente. Si no dejamos esto claro desde el principio, es muy fácil que nos llamen a cualquier hora del día, incluso en festivos.
Si tenemos una tienda o local de atención al público
Al tener un negocio propio, habremos elegido un local a nuestro gusto, o lo habremos acondicionado para hacerlo nuestro y, seguramente, nos dará mucha más satisfacción levantar la persiana cada día que cuando acudíamos a una oficina de la que no éramos dueños.
Ahora bien, mantener una oficina abierta significa que nos tenemos que hacer cargo también de todos los gastos que supone, no solo del pago del alquiler mensual y de los suministros como agua y luz, sino que puede haber gastos o situaciones imprevistas que descuadren nuestra previsión (tanto de tiempo como de dinero), como una tubería rota de la que tenemos que hacernos cargo, una obra necesaria en el edificio, reuniones de propietarios o inquilinos con la comunidad, etc.
Llevar las cuentas al día
Como trabajadores por cuenta ajena, al final de cada mes recibíamos una nómina que se ingresaba en nuestro banco y nuestra única preocupación era comprobar que, efectivamente, nuestra empresa hubiera hecho el ingreso.
Como autónomos o fundadores de una Pyme pronto descubriremos que llevar la contabilidad al día no es tarea sencilla y que, aunque le cojamos el truquillo, nos consumirá bastante tiempo. Por ello desde Gaztenpresa, además de darte todas las herramientas y formación necesaria para poder llevar tú mismo al día tus impuestos, libros de gastos, libro de ingresos, etc, te recomendamos que cuentes con el asesoramiento de expertos, ya que se trata de invertir en ahorrarte quebraderos de cabeza. Te recomendamos, además que, si eres cliente o clienta de LABORAL Kutxa utilices los servicios de Consulting Pro.
El margen de beneficios
Cuando trabajamos para una empresa ajena, el margen de beneficios entre lo que cobras por el trabajo realizado y el valor que genera ese trabajo, es para la empresa. Al ser emprendedor, te conviertes en tu propio jefe y eso hace que ese beneficio sea también para ti.
En este punto es muy importante pensar en nosotros mismos como una pequeña empresa, y no como una persona individual, para evitar ajustar demasiado los precios o trabajar sin obtener apenas beneficio. Hay que echar bien las cuentas para que cada presupuesto sirva para cubrir el trabajo en sí realizado y los gastos que supone la actividad general (alquiler del local, internet, equipos, cuota de autónomos, etc).
Las pérdidas
Las empresas pueden estar en pérdidas y seguir pagando la nómina a sus trabajadores, en previsión de unos futuros beneficios. Como emprendedores, al igual que destacábamos en el apartado anterior, somos una pequeña empresa, y si hay pérdidas estas repercuten directamente sobre nosotros. Es más, en el caso de los autónomos y las comunidades de bienes (no así de las sociedades limitadas) la responsabilidad es personal e ilimitada, lo que significa que respondemos con nuestro patrimonio personal de cualquier deuda contraída durante la actividad empresarial.
Para acabar
Iniciar un negocio propio es todo un reto para el que nos tenemos que sentir preparados y mentalizados. Si lo afrontamos con los apoyos necesarios y poniendo en esa actividad todo nuestro esfuerzo e ilusión, es seguro que nos sentiremos más realizados en nuestro trabajo, ya que nos permitirá dedicarnos a actividades que nos gustan. Pero tenemos que estar mentalizados para aceptar la responsabilidad que conlleva y gestionar sus consecuencias con seriedad. Si lo hacemos, podemos acabar al frente de un proyecto que no nos satisfaga a nivel laboral y repercuta en nuestro bienestar personal. Los emprendedores a los que hemos ayudado en Gaztenpresa dan buena muestra de ello.