Maite Ibáñez de Maeztu ha estado a la cabeza de Maikala, una pastelería que ha sido referente del barrio bilbaíno de Deusto y del Casco Viejo.
GAZTENPRESA: Maikala es un proyecto que arranca en 2015, ¿verdad?
MAITE IBAÑEZ DE MAEZTU: Nació en el 2015 con la puesta en marcha de la parte del obrador y hasta un año después no se arranca la actividad en la Plaza Nueva con la primera tienda. Decidí formarme en Leioa y cuando terminé, en realidad vino a mí. Porque, sin yo pretenderlo, recibí llamadas relacionadas con el mundo ya de la hostelería, que fui asentando y creciendo paralelamente, y eso me llevó a un volumen que hizo posible que yo me planteara la posibilidad de dar forma a mi propio obrador.
G.: Me contabas antes que tú eres de ir un pasito más allá, ¿no? De decir, bueno, pues vamos a reinventar este producto, vamos a darle la vuelta, vamos a desarrollarlo, ¿no? Decías que brillas un poco con el desarrollo del producto.
M.: Sí, es la parte que yo más disfruto. Hay que mirar las tendencias, eso es lo que hace viva una pastelería y la cocina y todo. Estar con un ojo puesto en las nuevas tendencias y esa es la parte que a mí me apasiona al final, crear referencias nuevas y que las pruebe el público, claro.
G.: Maikala se va haciendo grande cada vez más, desde 2015 hasta 2023. E incluso, si no me equivoco, habéis participado y ganado premios, un montón de cosas que hacen que estéis muy arriba. Pero tú me contabas que tomas una de las decisiones más difíciles que has tenido que tomar y decides cerrar la persiana de Maikala.
M.: Sí, eso es. Bueno, realmente la decisión me costó tomarla un año. Fue muy difícil. ¿Por qué? Porque se han conseguido muchas cosas, posiblemente muchas más de las que hubiera imaginado, que el camino ha sido durísimo. Pero es verdad que hay circunstancias que vienen y que tienes que tomar decisiones. Y aquí pongo en valor, en mi caso, el parar a tiempo. Hay una cosa muy importante, y es cualquier persona que esté a la cabeza de un proyecto, considero que es muy importante que no descuide una parte muy importante que es la de uno mismo. Su fortaleza tiene que seguir intacta, porque si no el desgaste, los problemas siempre van a existir, es inevitable, pero su fortaleza tiene, o la cuidas tú, o no te la cuida nadie.
¿Cómo se consigue? Pues me da igual que sea al final cuidando tu tiempo. Lo que no puede ser es que no tengas tiempo nunca para nada, porque acabas en un segundo plano o en el último plano y eso hace que el desgaste te absorba, o sea, te va absorbiendo y empieza a perder sentido todo lo que has hecho hasta ese momento. Mi experiencia me dice que era el momento de decidir si yo quería empezar a cuidar esa parte de mi vida. Tiene que ir de la mano, sí o sí. O sea, no tiene cabida llevar adelante un proyecto en el que tú quedes en el último lugar. Es importantísimo cuidarte tú, descansar tú, para tener perspectiva, para estar mejor preparada a la hora de afrontar problemas, que siempre los va a haber, pero yo llegué a un punto en el que posiblemente veía todo lo que estaba pasando de una manera más fea de lo que realmente es.
G.: Si no cultivas y no te priorizas lo mismo que priorizas tu negocio, esa energía se va mermando, se va mermando y hace que llegues a afrontar el día a día con un cansancio y un agotamiento que ya te nubla un poco la vista.
M.: Y además que en este sector de por sí, como todos sabemos, la pastelería se trabaja todos los días, eso complicaba todo más. Es decir, cualquier emprendedor, al final, estás pendiente 24 horas. Y puedo estar pendiente, pero es un trabajo físico, en mi caso yo estaba muy centrada en la producción y no he cuidado, es que tengo que reconocerlo. Yo esa área no la he cuidado. He estado demasiado enfocada en que todo salga bien, en que sabes en la persecución diaria de todo.
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